Carta abierta a los candidatos en las elecciones de México el 1 de Julio 2018

CARTA ABIERTA DIRIGIDA A:

 

RICARDO ANAYA CORTÉS, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, JOSÉ ANTONIO MEADE KURIBREÑA Y JAIME RODRIGUEZ CALDERÓN, CANDIDATOS A LA PRESIDENCIA DE MÉXICO;

 

A LAS CANDIDATAS Y CANDIDATOS AL CONGRESO DE LA UNIÓN, CONGRESOS ESTATALES, GUBERNATURAS,

Y PRESIDENCIAS MUNICIPALES;

LAS AUTORIDADES ELECTORALES;

Y LA OPINIÓN PÚBLICA.

Mayo 30, 2018 

RESUMEN EJECUTIVO

Las mexicanas y mexicanos que residimos en otros países conformamos la nación mexicana en el extranjero. Somos en consecuencia un agente indispensable para el desarrollo justo, sano y democrático del país.

 

Por lo mismo, basándonos en la experiencia acumulada luego de años de trabajo con y para las comunidades migrantes en el extranjero y en territorio nacional, quienes suscribimos esta carta ofrecemos las siguientes propuestas con el objetivo de contribuir a establecer una nueva relación del Estado mexicano con su diáspora.

 

  • Impulsar el respeto y protección de la dignidad y derechos humanos de las/os migrantes como principio fundamental de la política exterior mexicana.
  • Reconocer y acrecentar el valioso capital humano que representan las/os migrantes para el bien de sus regiones de origen y de México.
  • Promover en el mundo al pueblo mexicano sin fronteras mediante la diplomacia cultural.
  • Ver por los Dreamers, las personas repatriadas, las familias de los migrantes, y sus comunidades de origen.
  • Contribuir a la resolución por vía legal del problema sin precedente que representa el medio millón de niñas, niños y menores estadounidenses que se encuentran en México en una especie de exilio forzado debido a la deportación de sus padres indocumentados.
  • Reformar el voto extraterritorial a fin de hacerlo un instrumento de educación cívica y un ejercicio constitucional más amable y atractivo. Así mismo, legislar la representación de la diáspora mexicana en el Instituto Nacional Electoral mediante la elección de una Consejera o Consejero que resida fuera del país.
  • Legislar la representación política de las mexicanas y mexicanos en el exterior en el Congreso de la Unión y Legislaturas estatales.
  • Dar a México la calidad de vida, seguridad y paz que reclama y merece.

México nos importa tanto como a las ciudadanas y ciudadanos en territorio nacional.

 

Los destinos de México y de su diáspora se entrelazan y complementan. Démosle a nuestro destino compartido la visión estratégica que demanda.   ¡Viva México! ¡Viva su pueblo sin fronteras!

 

Apreciadas candidatas y candidatos:

Las mexicanas y mexicanos que residimos en otros países conformamos la nación mexicana en el extranjero. Somos en consecuencia un agente indispensable para el desarrollo justo, sano y democrático del país.

Las y los migrantes constituimos el 25% de la población mexicana. Somos alrededor de 12 millones los nacidos en territorio nacional y aproximadamente 25 millones los nacidos de madres y padres mexicanos.

Por otra parte, solo en 2017 enviamos a México más de 28,000 millones de dólares en remesas, lo que representa alrededor del 2.3 % del PIB nacional. Los dólares que mandamos son la primera fuente de divisas del país, superando al petróleo y al turismo. Las remesas son, en muchos casos, el mayor pilar económico en importantes regiones del país. Nuestras remesas juegan el papel de fuente de paz y mejor calidad de vida.

Entre otros impactos positivos, las remesas han servido para iniciar más de 400,000 micronegocios y permitir que millones de mexicanos puedan adquirir alimentos, educación, medicinas, vivienda, etc. El efecto multiplicador de las remesas es vital para la economía.

De la misma forma, más de 14 millones de mexicanos en territorio nacional se benefician del trabajo de organizaciones de mexicanos en el extranjero mediante el programa “3X1” e iniciativas de ayuda directa.

Estas y muchas otras contribuciones a nuestro país de origen se han venido incrementando desde hace ya muchos años, sin que los gobiernos mexicanos hayan correspondido dándoles a los mexicanos de fuera el fuerte respaldo que se merecen y el apoyo decidido que han necesitado.

Esto ha sido dolorosamente cierto en los últimos 25 años de ataques ininterrumpidos que han sufrido los mexicanos en EE.UU., desde que empezó la última ola de xenofobia en California en 1994, patrocinada inicialmente por los republicanos de ese estado pero adoptada rápidamente por la administración federal demócrata, ola de ataques que siguió creciendo en ferocidad y extensión, de manera bipartidista, hasta que detonó el gran movimiento pro-derechos de los migrantes en el 2006. Este movimiento ha librado una heroica batalla cada vez más difícil y desigual durante las administraciones de George W. Bush, Barack Obama, y ahora Donald Trump, sin haber recibido el debido respaldo de los gobiernos mexicanos en turno, hasta el presente.

Los mexicanos en E.E.U.U. y otras comunidades migrantes latinoamericanas han tenido que luchar por su cuenta contra la violación masiva de sus derechos humanos, incluyendo el encarcelamiento y deportaciones masivas, el desgarramiento de las familias, la negación de sus derechos laborales y educativos, el rechazo de sus derechos de asilo, la brutalidad de agentes federales y hasta la tortura y el asesinato, todo por el único “delito” de buscar una vida mejor.

Cientos de miles de familias se han visto separadas y más de 2 millones de mexicanas y mexicanos han sido deportados desde el interior del país – sin contar los aprendidos cruzando la frontera - desde el inicio del gobierno del presidente Barack Obama, el mentado “deportador en jefe”.

A lo anterior habría que añadir una tragedia humana sin precedente: la presencia en México de más de medio millón de niñas, niños y adolescentes nacidos en Estados Unidos, es decir, ciudadanos estadounidenses, que llegaron a México durante el régimen de Obama y hoy bajo Trump en un exilio forzado debido a la deportación de sus padres indocumentados. Ellas y ellos residen ahora en un país que no conocen y que es en muchos casos omiso y hostil hacia ellos. Llegan a aprender una lengua nueva, en un sistema escolar que, pese a todos los discursos, no está preparado para atenderlos.

Al mismo tiempo, cientos de miles de Dreamers mexicanas y mexicanos, un verdadero tesoro de capital humano, viven bajo la renovada amenaza de deportación, desde que Trump revocó el alivio temporal conocido como DACA, la única medida favorable adoptada en el periodo de Obama.

En Canadá, la cantidad de mexicanos con y sin estatus migratorio que llegan escapando de la violencia y la pobreza de sus comunidades de origen continúa en aumento. Los y las indocumentadas en este país deben enfrentar duros inviernos de 6 meses o más, nulo acceso a servicios de salud y/o educativos, empleos mal pagados, abusos y, además, nacimiento de organizaciones de supremacistas.

A pesar de todo lo anterior, gracias al esfuerzo individual y a las luchas colectivas, las mexicanas y mexicanos en el extranjero hemos resistido los embates de la demagogia y la violencia luchando a diario por nuestra dignidad y derechos. Somos gente trabajadora y productiva, gente empeñada en superar la explotación, la xenofobia y el racismo.

Hoy como ayer, ha quedado de manifiesto que los migrantes somos ejemplo de perseverancia, de valores, lealtad y de superación. Somos nosotros la primera línea de defensa de México, somos nosotros la cara que el mundo ve de México. Somos las embajadoras y embajadores civiles de la nación mexicana.

Por lo mismo, basados en la experiencia acumulada luego de años de trabajo con y para las comunidades migrantes en el extranjero y en territorio nacional, quienes suscribimos esta carta ofrecemos las siguientes propuestas con el objetivo de contribuir a establecer una nueva relación del Estado mexicano con su diáspora.

Las ofrecemos conscientes de que a la fecha – y después de los dos primeros debates - ninguno de ustedes ha hecho propuestas serias y detalladas de cómo mejor defender a la diáspora mexicana ante los embates de la administración Trump.

De hecho, ni siquiera hemos visto una propuesta de defensa nacional y transnacional, viable y a la altura de las peligrosas circunstancias, de cómo juntos – mexicanos y mexicanas en México y en la diáspora – vamos todos a enfrentar el gran reto que representa el fenómeno trompista, que ha elegido a nuestro país y a su diáspora como dos de sus blancos principales.

Estos no son tiempos normales en la relación bilateral, ni las estrategias para la defensa de la diáspora y la soberanía nacional pueden basarse en la suposición de buena vecindad con un régimen ya declaradamente hostil y en plena ofensiva. En ese contexto y suponiendo que ustedes asumirán posiciones más firmes y claras con respecto a este gran peligro compartido, proponemos:  

  1. Crear el Instituto Nacional sobre Políticas Públicas de Atención a Mexicanas y Mexicanos en el Extranjero (INPAMEX).

El modelo bajo el cual se creó el Instituto de los Mexicanos en el Extranjero (IME) ha sido rebasado por los desafíos y oportunidades presentes. La estructura actual del IME no permitirá enfrentar los retos que nos vienen en el futuro cercano. Por lo mismo, proponemos la creación de un organismo público, con autonomía constitucional y presupuesto propio: el Instituto Nacional sobre Políticas Públicas de Atención a Mexicanas y Mexicanos en el Extranjero (IMPAMEX). Este organismo incluiría entre sus funciones:

  • Promover la creación de las leyes e instituciones en que debe cimentarse el reconocimiento de la nación mexicana en el extranjero y la nueva relación del Estado con su diáspora.
  • Asegurar que el Estado en su conjunto –Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, los tres órdenes de gobierno, instituciones públicas como el Instituto Nacional Electoral (INE) y organismos civiles y autónomos como la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH)- lleven a cabo programas de atención y protección para las mexicanas/os en el exterior.
  • Garantizar la participación de mexicanas/os en el extranjero en la creación y evaluación de políticas públicas dirigidas a migrantes, sus familias y comunidades de origen, con el propósito de que se creen las que hagan falta y se cambien o fortalezcan las existentes.
  • Ver que el Estado promueva los derechos humanos, civiles, laborales, políticos y culturales de las mexicanas/os en el extranjero.
  • Impulsar la creación de una escuela de líderes, con la participación de estudiantes, trabajadoras/es, dirigentes sociales, profesionistas, y empresarias/os.
  • Estar al pendiente de que los proyectos y programas de atención a las y los migrantes, sus familias y regiones de origen sean los requeridos y cuenten con presupuesto suficiente.

Dicho Instituto Nacional sería dirigido por un mexicano residente fuera del país, quien sería electo por el Senado de la República con base en candidaturas presentadas por los interesados.

El organismo público a que nos referimos tendría un Consejo Directivo renovable periódicamente y compuesto en dos terceras partes por mexicanas y mexicanos residentes en el extranjero, y con participación equitativa de género y región de origen.

  1. Impulsar el respeto y protección de la dignidad y derechos humanos de las y los migrantes como principio fundamental de la política exterior mexicana.

Sobre la base de la incorporación de los derechos humanos al texto de la Constitución, con fundamento en los tratados internacionales suscritos por México, y sobre todo en seguimiento a la vocación humanitaria de que la Nación Mexicana ha hecho gala al recibir a refugiados de distintas partes del mundo, es urgente hacer de los derechos humanos y sociales, así como de la seguridad humana, el centro de toda política pública, y en especial, el centro de la política exterior mexicana.

Los cambios en la dinámica migratoria en Norteamérica, la violencia, la explotación laboral y de recursos naturales, los impactos climatológicos, y la inestable y agresiva política de Estados Unidos constituyen tan sólo algunos de los factores por los cuales México debe tomar la bandera de la migración y convertirse en defensor y promotor de la migración libre, segura y ordenada.

El liderazgo en este tema dará a México autoridad moral y poder de convocatoria a nivel internacional.

Por lo anterior, a fin de que el Estado logre atender este punto, es necesario:

  1. Reformar la Ley de migración aprobada en 2011 para asegurar que todas y todos las migrantes en territorio nacional cuenten de manera rápida y expedita con la certidumbre jurídica que otorga el derecho a la identidad, a través del otorgamiento de documentos que avalen su calidad migratoria (cualquiera que esta sea). De igual forma, el reglamento de esta ley y sus lineamientos deberán revisarse y ajustarse para evitar que en la práctica anulen los aspectos positivos y progresistas de la misma.

Se deberá separar la administración de la ley de migración del tema de seguridad nacional. .

Lo anterior a fin de visibilizar a los migrantes y evitar la vulnerabilidad que genera el que se encuentren sin documentos en territorio mexicano. Al dar a las/os migrantes en tránsito documentación migratoria se evitará que ellas y ellos sean presa fácil de abuso, extorsión, secuestro, trata, violación, tortura y asesinato por parte de la delincuencia organizada, e inclusive de autoridades coludidas con la misma.

  • Diseñar una sólida estrategia legal, política y de comunicación a favor de las y los Dreamers a fin de que puedan permanecer en Estados Unidos y que su estatus migratorio sea regularizado. Una estrategia similar será necesaria a fin de lograr que se conozca y remedie el exilio forzado en que se encuentra más de medio millón de niñas, niños y adolescentes estadounidenses debido a la deportación de sus padres indocumentados. Según el Pew Hispanic Center, ellas y ellos representaban en 2015 el 80 % de los estadounidenses que residen en México.
  • Ejercer liderazgo en la construcción de un nuevo marco institucional internacional que funcione en la realidad migratoria que vivimos en el siglo XXI.
  • Incrementar la presencia y liderazgo mexicanos en foros y organismos regionales y multilaterales enfocados en el tema migratorio.
  • Cooperación con gobiernos de países de origen para atender de forma regional las causas que detonan la migración.
  • Expandir la red consular y potenciar el Servicio Exterior Mexicano:
  • Otorgando mejores condiciones de trabajo, carrera y retiro.
  • Aumentando el número de plazas.
  • Asignando plazas para migrantes mexicanos provenientes de comunidades con alto nivel de migración.
  • Incrementando los sueldos,
  • Evitando la práctica de contratación de empleados locales mal pagados.
  • Transparentando el uso de recursos.
  • Eliminando la discrecionalidad en concursos de ingreso y ascenso, y en contratación de personal asimilado.
  • Creando la figura de intermediario (“ombudspersona”) para la resolución de conflictos internos y/o vincular a la Quinta Visitaduría de la CNDH.
  • Incorporar a la población flotante, migrante y transmigrante al censo de población.
  1. Reconocer y acrecentar el valioso capital humano que representan los migrantes para el bien de sus regiones de origen y de México.

Aproximadamente 1 millón de profesionistas con títulos universitarios -licenciatura, maestría o doctorado- radica en el extranjero. Este capital humano debe ser repatriado y/o involucrado en el desarrollo del país.

Los conocimientos de ellas y ellos, las lecciones de vida, las buenas prácticas cívicas y la visión adquirida en otros países, junto a las de millones de trabajadoras y trabajadores migrantes representan sin duda un invaluable activo para el adelanto justo y democrático de México.

Por lo anterior, proponemos:

  • Incrementar los intercambios entre estudiantes, académicos, profesionistas, dirigentes sociales, y empresarias/os con sus contrapartes en México. Dichos intercambios tendrían como objetivo crear y enriquecer el capital humano dentro de México y entre sus comunidades en el exterior.
  • Negociar con más países los permisos de estudio y trabajo de corta estancia para que jóvenes universitarios de todas las regiones y estratos socioeconómicos tengan oportunidad de conocer otras culturas y formas de trabajo durante períodos de hasta 18 meses y bajo condición de regresar a estudiar.
  • Dar un nuevo impulso a los programas de apoyo educativo a las mexicanas y mexicanos en el extranjero, desde el nivel básico hasta el universitario.
  • Impulsar becas para que migrantes mexicanos regresen a estudiar en instituciones mexicanas.
  • Asegurar la movilidad educativa mediante financiamiento suficiente e imparcial de CONACYT y del Sistema Nacional de Investigadores.
  • Incluir en los textos de todos niveles, el legado y fomentar la enseñanza de la nación mexicana en ambos lados de la frontera.
  • Reformar leyes fiscales, crediticias y comerciales con el propósito de ofrecer a mexicanas/os en el exterior trato e incentivos similares o mejores a los otorgados a inversionistas y empresas extranjeras.
  1. Promover en el mundo al pueblo mexicano sin fronteras mediante la diplomacia cultural.

Hacer de la cultura mexicana, tanto la generada en territorio nacional como fuera de él, un pilar del sentido de identidad y pertenencia. La cultura es uno de los rostros más reconocidos, dignos y apreciados de México en el exterior, y constituye la mejor herramienta para contrarrestar a aquellos que buscan denigrar al país y a sus migrantes.

Al respecto, sería necesario crear un instituto de promoción en el mundo de la cultura mexicana, sus lenguas y sus expresiones artísticas. Este instituto se constituiría como un organismo público, con autonomía constitucional, presupuesto propio y podría llevar el nombre de algún mexicano/a insigne y con reconocimiento en el extranjero. Por ejemplo, ‘Gilberto Bosques’.

  1. Ver por las personas repatriadas, las familias de los migrantes y sus comunidades de origen:
  1. Atendiendo a los cientos de miles de migrantes deportados, así como a niñas y niños no acompañados que son repatriados, y a familias separadas por deportaciones, particularmente a menores que se quedan sin sus padres.
  1. Estableciendo un programa nacional de salud mental diseñado para personas, familias y comunidades ligadas a la migración, programa que tendría como base investigaciones y análisis nacionales sobre los impactos negativos y positivos de la migración.
  1. Desarrollando un programa de reinserción efectiva no solo para los que sean deportados, sino para los que decidan regresar y para los que decidan retirarse en México.
  1. Reformas al voto en el extranjero.

Modalidad. - El voto extraterritorial podrá ser ejercido por correo postal, por correo electrónico, mediante aplicaciones o llevando personalmente la boleta a Embajadas y Consulados de México.

Universo de votantes. - Se simplificarán los trámites y podrán votar quienes tengan credencial con fotografía expedida por el INE, pasaporte o matrícula consular.

Debates. - El INE organizará al menos un debate de las candidatas y candidatos a la presidencia para que den a conocer su respectivo programa de gobierno sobre migración, las familias y comunidades de origen, y la relación con Estados Unidos, país donde reside el 98 por ciento de la diáspora mexicana.

        Programas del INE. - De manera similar a los que hace en territorio nacional, el INE acordará con representantes de la diáspora, programas de educación cívica y proyectos para impulsar la participación y derechos políticos de las comunidades mexicanas en el exterior, con recursos y apoyo en proporción.

       Representación en el INE. - Incluir en el Consejo General del INE en calidad de consejera/o a una mexicana o mexicano residente fuera del país, quien tendría como responsabilidad prioritaria lograr que se lleve a cabo lo mencionado en el párrafo anterior.

  1. Representación política de las mexicanas y mexicanos en el exterior en el Congreso de la Unión y legislaturas estatales.

En el periodo 2012-2018, el 25 por ciento de la población mexicana, la que reside en el extranjero, no tuvo legisladoras ni legisladores en el Congreso de la Unión.

Por lo mismo, será necesario crear una circunscripción electoral que garantice la representación en el Congreso de las mexicanas y mexicanos en el extranjero, y su derecho a votar y ser votados, o bien, establecer en la ley que cada partido político reconocido por el INE incluirá por lo menos a un representante residente fuera del país entre los ocho primeros lugares de su lista plurinominal de candidatas y candidatos al Congreso por cada circunscripción electoral. Ellas y ellos formarían el núcleo legislativo en el Congreso para dar contenido a la nueva relación del Estado con las comunidades mexicanas en el exterior, así como para hacer más benéfica la relación de México con países de residencia, especialmente con Estados Unidos.

Con base en la experiencia de Estados que ya lo han hecho, legislar la representación política de oriundas y oriundos en las legislaturas estatales.

  1. Dar a México la calidad de vida, seguridad y paz que se merece.

Desde hace ya más de diez años las mexicanas y mexicanos en el extranjero hemos sido testigos, si es que no víctimas, de la devastadora guerra contra el narcotráfico y la migración indocumentada que tiene lugar en el país. Al respecto, estamos convencidos de que México no tiene por qué llevar a cabo algo que no se hace en Estados Unidos: sacar a las calles a policías, militares y marinos para enfrentar a balazos a la delincuencia organizada. En consecuencia, la cooperación con Estados Unidos debe tener como fundamento ver a las drogas como un problema de salud y no de seguridad nacional, como un tema de prevención y no de cárceles y guerra.

Quienes residimos y trabajamos fuera del país representamos la nación mexicana en el extranjero. México nos importa tanto como a las ciudadanas y ciudadanos en territorio nacional.

Los destinos de México y de su diáspora se entrelazan y complementan. Démosle a nuestro destino compartido la visión estratégica que demanda. ¡Viva México! ¡Viva su pueblo sin fronteras!  

Candidatos a la presidencia de la República, les pedimos contestación a esta carta antes de la elección del 1º de Julio 2018:

Mexicanas y mexicanos residentes en el extranjero que suscribimos esta Carta Abierta, y quienes se solidarizan con nosotros en territorio nacional: 

(Nombre, organización a la que pertenecen y lugar de residencia, sólo para propósito de identificación).

  • Armando Vázquez-Ramos, fundador y presidente del Centro de Estudios California-México, Universidad Estatal de California en Long Beach, CA.
  • Primitivo Rodríguez Oceguera, miembro fundador de la Coalición por los Derechos Políticos de los Mexicanos en el Extranjero, Ciudad de México.
  • Gonzalo Santos, Kern County Coalition for Citizenship, Bakersfield, California
  • Juan Manuel Sandoval Palacios, Seminario Permanente de Estudios Chicanos y de Fronteras (DEAS-INAH), Ciudad de México.
  • Yolanda de Garay, Consultora en temas de trata de personas, Ciudad de México.
  • Xóchitl Bada, Associate Professor, Latin American and Latino Studies Program, University of Illinois at Chicago, Chicago, IL.
  • Esther Barber, Asociación Cívica Mexicana de Indiana, Indianapolis, IN.
  • Jorge Luna, Prevención, Capacitación y Defensa del Migrante, Little Rock, Arkansas, EEUU.
  • Carlos Ortiz, Representante de la Coalición por los Derechos Políticos de los Mexicanos en el Extranjero, Sección Unión Europea, Zurich, Suiza.
  • Luis Pelayo, Concilio Hispano, Chicago, Illinois, EEUU.
  • Raúl Ross Pineda, periodista y miembro fundador de la Coalición por los Derechos Políticos de los Mexicanos en el Extranjero.
  • Carlos Salazar, Miembro de la Coalición por los Derechos Políticos de los Mexicanos en el Extranjero, Quebec, Canadá.
  • Carolina Aguilar Roman, Directora de Investigación del Centro de Estudios California-Mexico, Long Beach, California
  • Jose Prado, Sociólogo en la Universidad Estatal de California en Dominguez Hills, California
  • Luz Vazquez-Ramos, Centro de Estudios California-Mexico

 

Para firmar la carta presione aquí: