Trump le tomó la medida al México de la 4T

Por: Gonzalo Santos~ 2 de Julio, 2019

En el actual caos mundial, cuyo epicentro son los Estados Unidos, el actual Wrecker-in-Chief (Demoledor-en-Jefe) Donald Trump, que ascendió al poder atacando a México y desde que entró a la Casa Blanca agrede a compatriotas mexicanos, desgarra sus familias, y enjaula a niños centroamericanos en el Gulag Americano bajo el silencio cómplice y larga indiferencia del Estado mexicano, inauguró su campaña hacia su reelección amenazando a México con una  guerra comercial si no se comprometía a parar, por cuenta propia, los flujos migratorios centroamericanos y a convertirse en bodega de solicitantes de asilo retornados.

México venía cediendo desde finales del sexenio pasado; pero esta vez, bajo un ultimátum arancelario, no dudó en rendirse, cosa que a Trump le funcionó de maravilla. Ya le tomó la medida al gobierno de la 4T y ya descubrió el Talón de Aquiles mexicano.

El acuerdo firmado el 7 de junio en la ciudad de Washington avasalló al Estado mexicano en materia de política migratoria, con onerosos compromisos “para quedarse” según las palabras del despistado canciller mexicano, que lo celebra a diario anunciando nuevas medidas coercitivas. La hoja de parra para disimular el acuerdo altamente represivo y violatorio de los derechos humanos –  el supuesto apoyo al “Plan de desarrollo integral de sur de México y Centroamérica” –  no especifica ni cantidades ni tiempos, y es letra muerta dado los severos  recortes de Trump al Triángulo Norte.

No tenía por qué doblegarse la administración de AMLO tan precipitadamente, por razones tácticas, legales, y de principios ya ampliamente comentadas en la prensa mexicana.

Exhibe al equipo gobernante como débil, inseguro, fácilmente manipulable, que subvalora su propia capacidad de respuesta. Hubiera podido optar por activar y defender a su propia diáspora (los 40 millones de origen mexicano en los EUA), aliarse con los otros países de la región, cabildear a las fuerzas opositoras al trumpismo y acudir legalmente a instancias internacionales.

Pudo amenazar con aranceles recíprocos, un boicot mexicano de productos importados del vecino país, paros laborales escalonados en la diáspora, y cerrar nuestras fronteras a todo retornado que no documente su calidad de mexicano.

Ni siquiera exigió reciprocidad – legalizar a los Dreamers mexicanos y centroamericanos con TPS, o dejar de enjaular paisanos y niños refugiados, por ejemplo.

Esta estrategia de apaciguamiento refleja una abismal ingenuidad hacia cómo enfrentar el fenómeno del trumpismo, lo que ahora pone a México y a su diáspora en un estado de indefensión –  y no se diga a los refugiados centroamericanos, sujetos al nuevo muro militarizado del Suchiate al Bravo y al nuevo gulag mexicano, espejos de los norteamericanos.

El profundo temor que mostró México a los aranceles le confirmó a Trump que puede renovar la amenaza de imponerlos cuantas veces le sea útil. Por ejemplo, mañana podría exigir a México que detenga y extradite a los capos de los cárteles del narcotráfico, y lo haga en los términos y plazos que él fije, o de lo contrario…. Así mismo, que México olvide sus principios constitucionales de política exterior y tome un lugar de vanguardia en la ofensiva contra los gobiernos de Cuba y Venezuela, porque de no hacerlo… Trump ya emplazó al Poder Legislativo a abolir los avances recientes en las leyes mexicanas en materia migratoria…  o habrá aranceles.

Y pronto Trump se lanzará contra el Poder Judicial: que condene a cuanto acusado de narco y coyote llegue a los tribunales, o zumbarán los varazos a México. ¿Seguirá abolir la soberanía energética que busca la 4T?

Trump – un presidente orgullosamente imperialista, pendenciero y xenófobo – continuará con sus insultos y golpes a México para que le resuelva su problema migratorio, para imponerse en nuevos temas económicos, o simplemente por el placer de humillar, mantener en la incertidumbre y usar de chivo expiatorio al país que más odia y resiente; y desde luego, para presumir al mundo cómo México, con simples amenazas de aranceles, terminó siendo su perrito faldero, migra, verdugo y sicario.

El presidente López Obrador, de seguir así, va a pasar a la historia como el líder más avasallado por los Estados Unidos desde Santa Ana. Él no tiene la culpa que Estados Unidos se encuentre en su peor crisis desde su guerra civil, pero no puede eludir la responsibilidad de defender a la nación mexicana ante esta realidad.

Todavía puede pasar, si rectifica, a la historia grande como el mejor defensor de la dignidad y soberanía de México desde Cárdenas, que supo acoger y defender los derechos de los refugiados de todo el mundo al culminar la 3T.

Fuente: Gonzalo Santos~ 2 de Julio, 2019