Reflexiones sobre qué hacer con Donald Trump y su gobierno

Por Primitivo Rodríguez Oceguera

 Conferencia Magistral en el Seminario Internacional Sobre Migración y Política Publica: Retos que enfrentarán los inmigrantes en Estados Unidos y México en 2017

Celebrado en El Colegio de la Frontera Norte

Noviembre 17-18th, 2016 ~ Tijuana, Baja California, Mexico

La posición de México

Las élites políticas, económicas y sociales mexicanas, así como los medios de comunicación, analistas y académicos eran hillaristas.  Al igual que en Estados Unidos, el establishment mexicano tomó posición en contra de Trump.

Públicamente esas élites se rasgaban las vestiduras por las amenazas que hacía Trump a México y sus migrantes: construir un muro en la frontera que México pagaría, y deportar a los millones de indocumentadas/os que trabajaban en Estados Unidos.

En realidad las élites mexicanas manifestaban su hipocresía. ¿Dónde estaban cuando Bill Clinton inició la construcción del muro, o el “cierre” de la frontera, en 1994, lo que ha ocasionado desde entonces la muerte de más de 7,000 mujeres, hombres, niñas y niños migrantes? ¿Dónde andaban esas élites cuando el Capitolio, con la anuencia de Clinton, aprobó la ley de migración de 1996, la que criminalizó a las/os sin papeles, y estableció, entre otras cosas, que policías estatales y locales podrían colaborar con las autoridades migratorias pidiendo a sospechosas/os sus documentos de residencia o ciudadanía, o de lo contrario detenerlos y entregarlos a la migra? Ley ésta que dio origen a fanáticos xenófobos como el alguacil Joe Arpaio, y a leyes anti migrantes como la SB1070 de Arizona.

¿Qué hicieron tan indignadas élites durante los años en que Barack Obama deportó a más de millón y medio de mexicanas/os ganando el mote de Deporter in Chief? Si tanto les preocupa el bienestar de las/os migrantes, ¿qué presumirían dichas élites en cuanto a empleo, salud, educación y vivienda para esas mujeres y hombres deportados, incluyendo a hijas e hijos nacidos en Estados Unidos?

En realidad los lloriqueos del establishment mexicano respondían no a su preocupación por las/os migrantes, sino a la amenaza de Trump de renegociar el Tratado de Libre Comercio (TLC), o de plano abandonarlo. Tratado que benefició en grande a la burguesía mexicana, a gobernantes neoliberales, y a sus intelectuales orgánicos.

¿Qué planes tiene México para enfrentar las amenazas de Trump en caso de que se hagan realidad? Nada sustantivo o que sirva de protección a migrantes y a la nación. Por el contrario, el Estado reiterará con Trump la actitud de subordinación que México ha mostrado hacia Estados Unidos en los últimos años: S’órdenes, jefe.

¿Qué deberíamos exigirle a México?  

México debe aprovechar la llegada de Trump a la Casa Blanca para restablecer una relación digna y mutuamente benéfica con Estados Unidos. En este sentido, México debería dar por terminada la inútil, ilegal y devastadora guerra contra el narco, la migración indocumentada y el terrorismo que ha impuesto Washington a través de la Iniciativa Mérida.

Así mismo, México no puede continuar con su hipocresía o doble cara al demandar respeto a la dignidad y derechos de sus ciudadanas/os en Estados Unidos, y a la vez, hacer al Tío Sam el trabajo sucio  contra migrantes de Centroamérica y otras regiones. Aunque Trump cumpliera al pie de la letra todas sus amenazas xenófobas, no superaría en perversidad el enorme daño que México ocasiona a migrantes en tránsito. Para ellas y ellos el verdadero infierno no se encuentra en Estados Unidos sino en territorio mexicano. La subordinación a intereses de Washington en el campo migratorio ha convertido a México en migra, extorsionador y verdugo de migrantes.

Por otra parte, México debe tomar la iniciativa en la renegociación comercial sobre la base de transformar el North American Free Trade Agreement en un Fair Trade Agreement, esto es, un acuerdo con cláusulas que teniendo igual importancia al intercambio de mercancías promuevan salarios justos y beneficios laborales, protección al medio ambiente, y desde luego, tránsito legal y con derechos plenos de las trabajadoras/es internacionales.

En realidad, demandas como las anteriores deberían ser parte de la respuesta regional a Trump por parte de los pueblos y movimientos sociales de México, Centroamérica, Estados Unidos y Canadá.

La estrategia social

Los mejores defensores de las/os migrantes han sido históricamente y continúan siendo hoy en día ellas y ellos mismos. Existe en las comunidades migrantes un gran patrimonio, experiencia o capital social de resistencia, protección, solidaridad y lucha. Habrá que hacer a nivel local y nacional un recuento de ello para enfrentar no sólo al gobierno de Trump, sino también al trumpismo.

Incluso, habría que fortalecer o crear alianzas estratégicas con otros sectores sociales y movimientos amenazados por Trump, con el propósito, entre otros, de compartir el conocimiento acumulado de resistencia, solidaridad y lucha. En 2006 millones de migrantes y gente solidaria con ellas y ellos salieron a las calles en más de 200 ciudades estadounidenses para protestar contra la draconiana Ley Sensenbrenner , demandar fin a las redadas y deportaciones, y exigir una ley migratoria justa. Ahora podría llevarse a cabo algo similar, o mejor incluso, si consolidamos y enriquecemos la movilización que han iniciado ya contra Trump representantes de distintos grupos sociales y de trabajadoras/es en varias ciudades.

La estrategia legal

El recurso a Cortes representa una de las más valiosas estrategias en defensa de la dignidad y derechos de las/os migrantes. El tema de mayor importancia, el tema prioritario al respecto es hoy el caso del más de medio millón de niñas, niños y menores estadounidenses que se encuentran en México en condición de refugiados forzados debido a que sus padres fueron deportados por carecer de papeles.

El gobierno de Obama subordinó los derechos de ciudadanía de centenares de miles de ciudadanas/os –niñas, niños y menores- a la aplicación de leyes migratorias que castigan a quienes se encuentran sin autorización en Estados Unidos.

Lo hecho por Obama viola la Constitución y documentos internacionales ratificados por Estados Unidos. Ningún niño, niña o menor estadounidense puede ser obligado por el gobierno a residir en un país que no es el suyo, y cuya

lengua, costumbres y cultura le son extrañas, a consecuencia simplemente de que sus padres son indocumentados. Ningún juez o Corte aceptaría que la aplicación de una ley migratoria tiene prioridad sobre la protección a derechos que otorga la ciudadanía estadounidense, especialmente cuando se trata de niñas/os y menores.

El Centro de Estudios California-México, la Hermandad Mexicana, Dreamers Moms USA/Tijuana, y el American Civil Liberties Union podrían encabezar una demanda colectiva para regresar a estas/os niñas/os y menores a Estados Unidos en compañía de sus familias. A esta demanda podrían unirse en calidad de Friends of the Court cuantas organizaciones de Estados Unidos, México, y otros países quisieran hacerlo.

Otro mundo es posible

Al movimiento de extrema derecha creado por la candidatura de Trump habrá que responder con un mayor movimiento progresista y de izquierda. Como bien lo demostraron las candidaturas de Chuy García en Chicago y la de Bernie Sanders en las primarias demócratas, la izquierda tiene futuro en Estados Unidos.

La victoria electoral de Trump no es producto de un “choque de civilizaciones” como lo apuntó Samuel Huntington, sino que representa la crisis del neoliberalismo, de la globalización neoliberal, así como de las políticas y partidos tradicionales, subordinados al neoliberalismo. Es tiempo de alternativas distintas. Otro mundo es posible.