LULAC continúa batalla por “Dreamers” en sus 90 años

By: Tomas Guevara~El Tiempo Latino~20 Febrero 2019

Los “Dreamers” o Soñadores, como se conoce a los cerca de 700 mil jóvenes llegados en la infancia a Estados Unidos y que fueron beneficiados con el Programa de Acción de Diferida (DACA); cancelado por la administración de Donald Trump en 2017 continúan su lucha. A la fecha el DACA libra una batalla judicial sin un veredicto final y la causa de esos jóvenes es una de las prioridades para la organización más antigua de defensa de la comunidad latina.

En la celebración de los 90 años de la Liga de Ciudadanos Unidos de Latinoamérica (LULAC, por sus siglas en inglés) se reforzó el compromiso por lograr que los jóvenes amparados con DACA tengan un alivio definitivo por parte del legislativo federal. Pero esta es una lucha cuesta arriba porque todos las propuestas anteriores, inclusive aquellas de apoyo bipartidista, se han estrellado en las murallas de la Casa de Representantes o el Senado, y en la actualidad la incertidumbre es mayor ante el perfil del ocupante de la Casa Blanca.

Sin embargo, para Sindy Benavides, directora ejecutiva de esta organización y primera mujer inmigrante -de origen hondureño- en este alto cargo de LULAC en Washington, es vital que este año se encuentre una salida para los jóvenes con DACA así como para los beneficiarios del Estatus de Protección Temporal, TPS, porque de no hacerlo pronto, volverían a ser utilizados como estrategia política en las elecciones generales del año 2020.

“Justamente estamos en el Capitolio abogando para que los congresistas y senadores pasen una reforma para nuestros Soñadores y para nuestras personas que tienen TPS, porque sabemos que ellos aportan y quieren a este país; no pueden estar viviendo en el limbo. Estamos empujando a que eso suceda ahora, es una cosa de urgencia que tiene que salir este año, porque no podemos esperar al próximo y que usen este tema como un arma política para las elecciones del 2020”, comenta Benavides.

Los beneficiarios también apuestan por esta premisa. Aunque conocen que la batalla es ardua les emociona que poco a poco antiguos detractores de los programas pertenecientes al Partido Republicano consideren viable encontrar una salida.

Soñadores en DC

DIRECTORA. Sindy Benavides reconoce el reto que enfrenta LULAC por las políticas de la Administración Trump.

DIRECTORA. Sindy Benavides reconoce el reto que enfrenta LULAC por las políticas de la Administración Trump.

El joven de origen mexicano, Cristian Calderón calza a la perfección en el perfil de Soñador. Nació en Sinaloa, México, hace 30 años y cuando solo tenía ocho meses de vida sus padres lo trajeron a Estados Unidos. Desde entonces no conoce otro país que este y se le entrecorta la voz al recordar que tampoco ha podido visitar la tumba de su abuelo, que pereció en su país natal hace 14 años.

“Los congresistas y senadores que hemos visitado en esta jornada nos apoyan, ven y saben lo que pasamos nosotros, y nos quieren ayudar. Los demócratas en su mayoría nos apoyan y han estado con nosotros por largo tiempo, pero nos consuela que más republicanos se están moviendo de nuestro lado, pero tenemos que seguir luchando para ganar más corazones y más mentes para llegar a nuestro objetivo”, comenta Cristian Calderón.

Otros como Anselmo Parada, encontró un grupo de apoyo creado por LULAC en la Universidad de Texas, en la ciudad de Dallas. Así se involucró con un centro de trabajo para las actividades que hoy le ocupan buena parte de su tiempo, entre estas una visita a Washington DC y cabildeos directos con los legisladores federales de ambas Cámaras por el estado petrolero, de mayoría republicana. Todos esos esfuerzos para romper ese dique que obstaculiza que los jóvenes Soñadores obtengan un alivio definitivo.

Anselmo llegó a Estados Unidos cuando tenía cuatro años, hoy tiene 21, y dice que el tener DACA ha sido crucial para poder enrolarse para una carrera universitaria, pero sigue el impedimento legal; aún así tanto él como cientos de miles de jóvenes deben superar cada obstáculo que se presenta, situación que sería muy diferente si tuvieran una residencia permanente.

“Tener DACA ha sido una bendición porque he tenido la oportunidad de trabajar e ir a la universidad, pero también al momento uno está un poco confundido porque no se sabe qué es lo que va a ocurrir en el futuro viendo todo lo que está pasando con el tema de inmigración”, comenta.

Para la joven Sara Souza, este es un momento definitivo donde se tiene que acertar en cada pieza que se toca del delicado ajedrez político en Washington, que al final del día son votos que se cuentan en apoyo o rechazo a cualquier legislación para solucionar el problema de los “Dreamers”. Souza opina que es indispensable trabajar de la mano con demócratas y republicanos para encontrar una solución pronto.

La lucha continúa

La directora ejecutiva de LULAC, Sindy Benavides, reflexiona que la organización como la que dirige, que nació hace 90 años en plena crisis económica al inicio de la Gran Depresión de 1929, para proteger a los inmigrantes latinos, hoy sigue en pie de lucha por las problemáticas actuales de los inmigrantes.

Benavides puntualiza que el problema de fondo es que “estamos viviendo en un tiempo muy complicado con un presidente de Estados Unidos que no valora a la comunidad hispana, ni como personas, ni por los aportes que como inmigrantes hacemos al país y a la comunidad”.

Según estimaciones de LULAC, tanto los 700 mil jóvenes amparados por DACA, como los cerca de 400 mil beneficiarios del TPS, aportan en conjunto unos $350 billones al Producto Interno Bruto (GDP, por sus siglas en inglés), y de forma directa contribuyen con unos $90 billones anuales en impuestos al país.

Source: Tomas Guevara~El Tiempo Latino~20 Febrero 2019