El Laberinto de Nuestra Peligrosa Vecindad

Foto:Mexico Nueva Era

Por: Gonzalo Santos ~ Junio 16, 2018

La historia se aceleró en nuestro vecindario estos últimos días, para mal. El presidente estadounidense, enfurecido de que nada ni nadie a parado el masivo éxodo de solicitantes de asilo centroamericanos que tanto vilifica, desenfundó la pistola cargada de aranceles escalonados, cortó cartucho y encañonó al México de la 4T hasta que se rindiera, lo cual hizo el viernes pasado.

No es que el gobierno de AMLO no venía ya cediendo en lo substantivo, aceptando miles de solicitantes de asilo rebotados en la frontera norte desde diciembre, emboscando a caravanas en la frontera sur desde abril; es que tuvo que rendirse bajo extorsión y sin ambigüedad alguna de que se trataba de una hostage situation.

Soltado México en el último instante, pero bajo amenaza de volver a desenfundar la pistola si México en adelante y por cuenta propia no funge como vasta zona de depósito de solicitantes de asilo en la frontera norte, y muro de contención y policía migratoria del vecino del norte en la frontera sur, el presidente mexicano encabezó un evento en Tijuana el sábado, en el que personajes de la vida nacional hicieron un gran esfuerzo por disimular la abyecta claudicación al ultimátum Trumpista y congratularse de que “la libraron” de los temibles aranceles.

Fue un espectáculo triste, porque si bien México evito temporalmente esos dañinos aranceles, fue a un muy alto costo a su soberanía, sus intereses nacionales, y sus compromisos internacionales hacia los migrantes.

Los primeros dañados fueron, por supuesto, lo migrantes centroamericanos mismos. Ninguna declaración oficial se atreve a mencionar el terrible destino que ahora les depara a los “hermanos” migrantes centroamericanos después de esta “victoria”. ¿Sería por eso que a nadie se le ocurrió invitar al mitin del sábado a que hicieran presencia o hablaran representantes de estos migrantes?

Tampoco fueron invitados ninguno de los representantes de los casi 40 millones de paisanos mexicanos y México-estadounidenses residentes en EE.UU. - bajo ataque hoy más que nunca del otro lado de Tijuana. O a los cientos de miles de retornados que viven a duras penas en Tijuana, muchos de ellos con hijos ciudadanos binacionales. Mucho menos a los hacinados haitianos, caribeños, centroamericanos y africanos, que llevan meses allí.

Hubiera sido fácil invitarlos, pero no venía al caso: todos ellos quedaron fuera de la jugada de una avasallada diplomacia mexicana en este episodio, que fue estrictamente circunscrito, por acuerdo mutuo, a resolver el binomio de evitar esos aranceles punitivos a cambio de reclutar a México para cerrarle el paso a las caravanas centroamericanas – el “oscuro favor” al que aludió Porfirio Muñoz Ledo en su discurso, el único que habló con la verdad en esa farsa montada en Tijuana.

O sea, no se negoció por ellos, los migrantes de la región entera, sino contra ellos. No era inconcebible hacer algo por ellos, aunque conllevaba riesgos. Porque así como Trump violó las reglas neoliberales al “mezclar” el sacrosanto libre comercio con la migración, nuestros diplomáticos pudieron, pero no se atrevieron, a mezclar, por ejemplo, la regulación de los cinco millones de paisanos hoy indocumentados en EE.UU. con el tema de absorber la migración irregular centroamericana en la región, no con un proyecto duro de bloqueo militarizado sino con un plan humanista compartido; o por lo menos pudo insistir México en legalizar al casi millón de jóvenes mexicanos Soñadores a cambio de la cooperación mexicana con el tema de los flujos de refugiados centroamericanos.

Ningún intento hubo de tocar el tema de las continuas detenciones y deportaciones de familias mexicanas asentadas en EE.UU., o las crueles detenciones de migrantes y refugiados en el Gulag Americano, o la nula contribución para la mejor integración de los niños y jóvenes retornados a México con ciudadanía estadounidense.

Por salvarse de los aranceles a toda costa y como único objetivo, México aventó a todos los migrantes, propios y extranjeros, debajo del proverbial camión.

Se aclara, tristemente, que todas estas poblaciones de paisanos y foráneos quedan desamparadas, desprotegidas, y vulnerables por la 4T, hasta nuevo aviso. Regresamos al status quo ante, la migración como un falso problema de seguridad pública y no como espacio social natural de movilidad, que puede y debe ser regulada bajo amplios derechos humanos; peor aún, México es ahora el cómplice formal y amagado de esta injusta y cruel política de criminalización de la migración de la cual intentó desligarse al inicio de la 4T.

Los que creen que bien valió el sacrificio de los migrantes y nuestra soberanía para evitar aranceles pronto se darán cuenta que lo que hizo México para apaciguar al tigre no lo sació, sino todo lo contrario: pronto vendrá por más, habiendo ya probado sangre. El error cardinal de las administraciones mexicana pasada y presente es no entender o enfrentar la naturaleza neofascista del fenómeno trompista y lo que eso implica.

Como escribí al principio de la 4T, a los mexicanos nos tocó, por azares de la historia y la geografía, tener que ayudar, junto con otros, incluyendo a los casi 60 millones de latinos en Estados Unidos, a enjaular – no alimentar – al tigre del trumpismo, antes de que devore al mundo. Somos nosotros los pueblos latinos en EE.UU., los mexicanos y centroamericanos, sus principales presas y ya nos clavó sus colmillos.

Se requiere otra estrategia, un frente unido de resistencia. Pero sobre todo, se requiere dejar de alimentar al tigre con la carne de nuestros compatriotas y hermanos migrantes. En menos de 45 días va a quedar muy claro que eso es lo que debimos haber hecho desde un principio. Tenemos – la nación mexicana, que incluye a su diáspora, los pueblos hermanos y sus diásporas, y todos los gobiernos de nuestra peligrosa vecindad, pero muy especialmente el gobierno de la 4T - la oportunidad de rectificar.

Se acerca, peligrosamente y sin vista a que estamos preparados y dispuestos a enfrentarlo con la claridad y decisión que urgentemente se necesita, nuestro rendezvous con la historia.

Fuente: Gonzalo Santos ~ Junio 16, 2018