Por: Profe. Gonzalo Santos ~ 10/07/2020
Los mexicanos en Estados Unidos vimos que en el encuentro entre los presidentes de México y Estados Unidos ambos sumaron puntos a sus agendas personales y lo demás siguió igual o peor…
BAKERSFIELD.- Trump se comportó con mucha cordialidad y elogios, no solo hacia AMLO, sino hacia el pueblo de México y su diáspora étnica/migrante en Estados Unidos – en un discurso tan azucarado como falso. Lo repitió en un evento con líderes latinos republicanos, con tintes claramente electoreros, sin mencionar que acaba de emitir nuevas regulaciones para boquear aun más toda solicitud de asilo en la frontera con México, y que está a punto de intentar de nuevo abolir el programa DACA que protege a casi un millón de Soñadores (80% mexicanos). Y vienen más ataques.
O sea, en lo sustancial, Trump sigue actuando como el más anti-mexicano presidente, pero en la diplomacia con AMLO se guardó toda retórica ofensiva. Esa duplicidad es inédita en alguien tan burdo como Trump. Por encima de cuanto dure antes de atacar a México y a los paisanos de nuevo, AMLO se salvó de ser el humillante objeto de exhibición de vasallo por parte de Trump, como predije lo sería.
Ya con eso pudo regresar AMLO a México con la aprobación general a su viaje. Políticamente se benefició de este encuentro allá en México, independientemente de lo vacuo y puramente simbólico de su viaje (“en política, forma es fondo”). Además, les tapó la boca a todos sus oponentes empresariales y políticos de derecha de una manera que los deja sin sus usuales argumentos. O sea, es claro que, gracias al medido comportamiento de Trump, AMLO se apuntó un jonrón en México.
Pasemos al también sorprendente comportamiento servil de AMLO, que tampoco me lo esperaba. Mucho de lo que dijo e hizo fue admirable y de calidad como estadista: su visita a los monumentos de Lincoln y Juárez, su repaso de la historia de la relación bilateral acentuando los mejores momentos, inclusive su análisis “globalista” de los beneficios regionales compartidos del nuevo tratado comercial y su preferencia por el dialogo respetuoso entre vecinos soberanos.
Hasta ahí, AMLO se comportó como lo había anticipado: con dignidad, cerniéndose a las bondades del T-MEC y evadiendo toda mención de los cuantiosos agravios, imposiciones, ataques, y amenazas trompistas de los últimos 4 años.
Pero fue más allá, y eso, en mi opinión, lo hundió acá, en las comunidades migrantes y étnicas latinas. Esperaba que AMLO se quedara callado de la prepotencia, ofensas, y ataques de Trump – de por sí una avergonzante simulación – ¡pero nunca me esperé que pasara a negarlos y a reducir las diferencias entre ellos a meras diferencias “ideológicas”! He aquí las falsas y serviles aseveraciones de AMLO que nunca me imaginé se rebajara él a pronunciar ante el mundo – y muy especialmente ante los 40 millones de mexicanos que residimos en EE.UU. y sabemos el maltrato al que hemos sido sujetos por Trump:
“Ahora que decidí venir a este encuentro con usted, Presidente Trump, en mi país se desató un buen debate sobre la conveniencia de este viaje. Yo decidí venir porque, como ya lo expresé, es muy importante la puesta en marcha del Tratado, pero también quise estar aquí para agradecerle al pueblo de Estados Unidos, a su gobierno y a usted, Presidente Trump, por ser cada vez más respetuosos con nuestros paisanos mexicanos.”
“A usted, Presidente Trump, le agradezco su comprensión y la ayuda que nos ha brindado en asuntos de comercio, petróleo, así como su apoyo personal para la adquisición de equipos médicos que necesitábamos con urgencia para tratar a nuestros enfermos del COVID-19.
Pero lo que más aprecio, es que usted nunca ha buscado imponernos nada que viole o vulnere nuestra soberanía. En vez de la Doctrina Monroe, usted ha seguido, en nuestro caso, el sabio consejo del ilustre y prudente George Washington, quien advertía que ‘las naciones no deben aprovecharse del infortunio de otros pueblos’. Usted no ha pretendido tratarnos como colonia, sino que, por el contrario, ha honrado nuestra condición de nación independiente.”
“Por eso estoy aquí, para expresar al pueblo de Estados Unidos que su Presidente se ha comportado hacia nosotros con gentileza y respeto. Nos ha tratado como lo que somos: un país y un pueblo digno, libre, democrático y soberano.”
Todo una mentira, todo una deshonrosa simulación, todo un gran insulto a los paisanos. Ante la gran diáspora mexicana, esta indigna e ignominiosa pleitesía de AMLO, este repugnante espaldarazo a nuestro verdugo a las puertas de una contienda electoral, lo condena por su complicidad con el notorio régimen trompista que nos viene atacando desde el primer día. Esta mendaz absolución de Trump es una gran ofensa a nosotros sus víctimas mexicanas y latinas, y los que están deportados o encerrados en México y Centroamérica.
Es aquí donde AMLO se pasó de la raya como otro presidente mexicano servil, y con ello desgraciadamente perdió toda su autoridad moral y política ante los 60 millones de latinos en Estados Unidos que vivimos y sufrimos con el trompismo a diario.
De haber guardado las distancias y haberse comportado como estadista, AMLO se hubiera ganado, si no lo aplausos, por lo menos el entendimiento de los paisanos acá. Pero desperdició esa oportunidad para agraciarse con elogios falsos a Trump que nos insultan y agravian directamente.
En el fondo, todo este desagradable episodio viene a exhibir de nuevo lo que ya hemos constatado en múltiples ocasiones: no solo para AMLO sino para la clase política mexicana en su totalidad – salvo muy honrosas excepciones – la gran nación mexicana en Estados Unidos sencillamente no existe, no cuenta, no merece más atención ni respaldo que los ocasionales elogios por las remesas que manda a México.
No es solo AMLO y los amplios sectores sociales que hoy lo apoyan; también fueron en su momento EPN y Calderón, y sus bases sociales. Somos los abandonados a nuestra suerte, somos lo olvidados de nuestra patria, y somos los traicionados por los gobiernos de derecha, centro, y ahora de dizque izquierda que hemos tenido en México.
Y de eso, estamos hartos.
Seguiremos luchando por nuestra cuenta y sin el respaldo del gobierno y sociedad mexicanos, así como lo están haciendo nuestros hermanos y hermanas centroamericanos sin el respaldo de sus respectivos gobiernos y sociedades. No nos queda otra. Ya que tumbemos a Trump del poder, a ver que piensan hacer todos esos gobiernos rastreros y pusilánimes que lo respaldaron cobardemente. La historia no los absolverá.
Gonzalo Santos es profesor emérito de sociología de la Universidad Estatal de California en Bakersfield. Este artículo fue originalmente publicado en Norteamérica.mx
Fuente: Profe. Gonzalo Santos ~ 10/07/2020